Hoy más que nunca la actividad docente que realizamos en las escuelas
públicas debe tener un carácter científico, que se apoye de principios
didácticos de carácter desarrollador integral (cognitivo, afectivo y volitivo)
en los alumnos. “Preparar al ser humano para la vida y responder a condiciones
socio-históricas concretas”. (Zilberstein, 2000, 2002). Pero sobre todo conocer
el rumbo, es decir, tener convicción de
los objetivos que desarrollamos, respondernos qué tipo de alumno queremos
formar y trabajar en su realización.
Por eso una planeación adecuada a los objetivos propuestos garantiza
parcialmente el éxito del proceso enseñanza-aprendizaje. La otra parte lo
garantiza su realización. Para realizarla debemos preguntarnos ¿Para qué enseñar y aprender?,
fundamentando los objetivos y no olvidando evidenciar en ellos las habilidades
a lograr, los conocimientos y las acciones valorativas. ¿Qué enseñar y aprender?, es decir los contenidos que los estudiantes deben apropiarse. Debe estar
formado por los conocimientos, habilidades y valores que responden a un medio
socio-histórico.
¿Cómo voy a enseñar y cómo aprender? Qué método utilizar, precisando un poco, es el sistema
de acciones que regula la actividad del profesor y los alumnos todo en función
de los objetivos. ¿Con qué enseñar y
aprender?, bien es decir, son los
medios de enseñanza, los instrumentos que apoyan la actividad docente. ¿Cómo organizar el enseñar y aprender?, en este caso es la clase como forma de
organización fundamental, sin negar que haya otra forma de organización.
Finalmente ¿en qué medida se cumplen los
objetivos? Debemos comprobar y valorar el cumplimiento de los objetivos
propuestos y la dirección didáctica de la enseñanza y aprendizaje por medio de
la evaluación.
Es preciso manifestar que las prácticas docentes generalmente quedan en un
empirismo poniendo en juego muchas veces la improvisación no como un recurso
desde la óptica de la planeación, sino más bien de la apatía y del carácter
desarticulado que se ha tenido como
hábito, la cual se debe superar, en una propuesta llamada didáctica desarrolladora.
públicas debe tener un carácter científico, que se apoye de principios
didácticos de carácter desarrollador integral (cognitivo, afectivo y volitivo)
en los alumnos. “Preparar al ser humano para la vida y responder a condiciones
socio-históricas concretas”. (Zilberstein, 2000, 2002). Pero sobre todo conocer
el rumbo, es decir, tener convicción de
los objetivos que desarrollamos, respondernos qué tipo de alumno queremos
formar y trabajar en su realización.
Por eso una planeación adecuada a los objetivos propuestos garantiza
parcialmente el éxito del proceso enseñanza-aprendizaje. La otra parte lo
garantiza su realización. Para realizarla debemos preguntarnos ¿Para qué enseñar y aprender?,
fundamentando los objetivos y no olvidando evidenciar en ellos las habilidades
a lograr, los conocimientos y las acciones valorativas. ¿Qué enseñar y aprender?, es decir los contenidos que los estudiantes deben apropiarse. Debe estar
formado por los conocimientos, habilidades y valores que responden a un medio
socio-histórico.
¿Cómo voy a enseñar y cómo aprender? Qué método utilizar, precisando un poco, es el sistema
de acciones que regula la actividad del profesor y los alumnos todo en función
de los objetivos. ¿Con qué enseñar y
aprender?, bien es decir, son los
medios de enseñanza, los instrumentos que apoyan la actividad docente. ¿Cómo organizar el enseñar y aprender?, en este caso es la clase como forma de
organización fundamental, sin negar que haya otra forma de organización.
Finalmente ¿en qué medida se cumplen los
objetivos? Debemos comprobar y valorar el cumplimiento de los objetivos
propuestos y la dirección didáctica de la enseñanza y aprendizaje por medio de
la evaluación.
Es preciso manifestar que las prácticas docentes generalmente quedan en un
empirismo poniendo en juego muchas veces la improvisación no como un recurso
desde la óptica de la planeación, sino más bien de la apatía y del carácter
desarticulado que se ha tenido como
hábito, la cual se debe superar, en una propuesta llamada didáctica desarrolladora.
Autor: Julio César Reyes López.